22nd November 2024

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Recordando al trovador cubano Vicente Feliú; Silvio Rodríguez: “Mi hermano Vicente”

Juan Balboa/II y último.

El artista nacido en La Habana en 1947 también compuso para obras de teatro y televisión, y fue colaboró en programas culturales como asistente de dirección y director musical. Fue asesor de música de los medios cubanos y guionista, locutor y director de radio.

Entre esas colaboraciones destaca, además, la que sostuvo con su hermano menor Santiago para el disco “Ansias del alba” (1997), un sorprendente y hermoso álbum de tributo a la gesta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México.

Silvio Rodríguez así reaccionó en su blog “Segunda Cita” el 11 de noviembre de 2017, al enterarse de la muerte de Vicente Feliú.

Así recordó Silvio Rodríguez a su gran amigo, cuasi su hermano:  

“Algo que siempre recuerdo son los ojos azules de Elsa Miranda, muy abiertos y fijos en los míos, apretándome los dos brazos y diciéndome “¡Tráemelo vivo!”, en vísperas de Angola. Pero desde muchos años antes su hijo Vicente era uno de los estudiantes más aguerridos de la secundaria. De todos nosotros era el que parecía un héroe y, a la vez, el más elegante, el único que casi siempre andaba en saco. Nunca pude explicarme cómo conseguía aquel balance entre muchacho de clase media y feroz combatiente.

“Yo con dieciséis y él con quince, nos gustaban las mismas músicas, las mismas películas y a veces las mismas compañeras (cosa que nunca nos llevó a disgustos). Creo que la segunda vez que bebí en mi vida fue una noche que fuimos a un bar a escuchar a Los Astros, de Raúl Gómez, que por entonces tenían un número pegado en la radio.

“Después de un par de cubalibres salimos a coger la ruta 27 frente a Maternidad de Línea, y ya en su casa de la calle Neptuno tuve que subirlo en hombros por las empinadas escaleras. No se me olvida que Esther y Tata, sus inmortales tías, me dijeron horrores por llevarlo en semejante estado.

“Cuando me desmovilicé de las Fuerzas Armadas Revolucionaria (FAR) cubanas y volví a verlo, se debatía entre hacer canciones y graduarse de profesor de Física. Pero la bohemia acabó seduciéndolo (era demasiado tentadora) y aquel muchacho con portafolios se convirtió en el jipi más sangriento de su generación.

Escribió las canciones más extremas que yo haya escuchado nunca, en las que era bala feroz, rompía monte encuero y llegaba a pedir que hundieran las manos en sus entrañas y experimentaran con sus vísceras.

Cantando y prodigando generosamente su existencia, mi amigo Vicente se convirtió en una suerte de holocausto cotidiano que tributaba a un luminoso porvenir.

Se sabe que la vida no siempre premia la virtud con la justicia. Pero si este amigo tiene fama de algo entre sus compañeros –además de trovador irreductible– es de nobleza humana. Y es que todos sabemos que él siempre ha sido el más dispuesto al sacrificio, verdadero cantor de barricadas, tantas veces no bien gratificado.

Para decir exactamente eso son estas palabras y esta entrada, para decir que, aunque en ocasiones falten honores, medallas y reconocimientos, sin duda existen dignidades ejemplares mucho más necesarias y ciertas que las que son de humo.

Multimedios Ámbar

Al pie del Cañón

RunRún

Fuente: Familia Feliú.

Texto y edición: Juan Balboa.

23 de enero 2022.

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